La sangre que baña el desierto,
los gritos ahogados por la propaganda
de mercenarios mal llamados periodistas,
Israel lo firma, Palestina ha muerto.
Pero el muro ya calló.
El agua que no perdona,
la tempestad no se calma,
la Europa del futuro
que en el mar los abandona.
Pero el muro ya calló.
La densa jungla que desaparece
engullida por el fuego imperialista.
Latinoamérica en el vacío libertario
mientras su bolsillo crece.
Pero el muro ya calló.
Los cadáveres del pasado social,
el trono occidental
a los padres de la Glásnost.
El insaciable estómago imperial.
Pero el muro ya calló.
La montaña de la muerte,
al nombre de Melilla y México responde.
El día llegará en que la rabia fluya
y las bombas en la valla despierten.
Pero el muro ya calló,
el que asustaba a los ladrones,
el consuelo de asesinos
sin escrúpulos ante el derecho
a la vida que con él murió.